Da igual que los caracoles proceden de granjas o de recogidas silvestres, en cualquier caso debemos tener cuidado con las intoxicaciones que se pueden producir por las plantas que haya consumido y que el cuerpo humano no tolera muy bien.
Para evitar los problemas con la salud debemos someter a los caracoles a un lento periodo de purga, dejándolos varios días sin comer.
Yo recomiendo alimentarlos con harina hasta que veamos que los excrementos se vuelven blancos, y podremos cocinarlos, con la harina estarán más gordos porque no habrán ayunado.
Una vez conseguido esto, para limpiarlos, pongamos en un recipiente con agua, sal gorda y vinagre, lo déjelos así unas horas hasta que suelten toda la mucosidad y a continuación lávalos de nuevo con agua varias veces.
Es el momento de cocinar según la receta elegida. ¿Sabes? lo importante es cocinar.